HISTORIA DE LA IMPLANTOLOGIA DENTARIA
El profesor Branemark médico ortopedista Sueco, en el año de 1952 durante una investigación de la circulación sanguínea intraósea “ in vivo” en animales, colocó un dispositivo de titanio con una cámara óptica en la tibia de un conejo.
Cuando el experimento terminó las cámaras ópticas no podían ser retiradas, puesto que la estructura de titanio se había incorporado completamente en el hueso, a este fenómeno se le llamo oseointegración.
La integración de un implante de titanio en el maxilar vivo fue un descubrimiento científico revolucionario, que dio la oportunidad a las personas de recuperar sus piezas dentarias perdidas, con prótesis sobre implantes.
Le sucedieron múltiples estudios experimentales y el tratamiento del primer paciente con implantes de titanio fue el año de 1965, obteniendo un gran éxito.
En el año de 1982, en el congreso de Toronto, se dio a conocer al mundo odontológico este extraordinario sistema y el titanio puro fue aceptado como el material de elección para los implantes dentales.
Desde entonces todos los implantes se han fabricado en titanio, ya que el cuerpo humano no lo reconoce como un elemento extraño.